Archivos Mensuales: noviembre 2014

Aparatología ortodóntica: aparatos de apoyo extraoral

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Esta aparatología removible ejerce la fuerza desde fuera de la cavidad oral. Están los siguientes tipos:

Arco facial: es un arco extraoral que tiene acoplado o un arco intraoral o un aparato removible. El arco intraoral se introduce en tubos que están soldados en bandas que se cementan en los dientes superiores, normalmente en los 1º
molares, o va soldado a otros aparatos. También hay arcos para incisivos o premolares superiores.
Es muy importante que el extremo del arco interno introducido en el tubo sobresalga de éste por distal por lo menos 2mm para que no se salga. Los brazos exteriores deben de estar lo suficientemente abiertos para que al colocar la tracción elástica extraoral, no provoquen decúbito en las mejillas.

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Al arco facial se acopla un módulo de tracción que es el que aplica la fuerza extraoral. Esta fuerza se puede aplicar en distintas direcciones:
– Fuerza de tracción paralela al plano oclusal: es una tracción cervical, se coloca alrededor del cuello del paciente. Sirve para estabilizar los molares o para distalizarlos (clase II).

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– Fuerza de tracción oblicua al plano oclusal: es una tracción occipital prácticamente perpendicular al plano oclusal, se coloca una caperuza en la zona occipital. Controla el crecimiento maxilar o hace retracción de los dientes anteriores (clase II).

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● Máscara facial: este aparato extraoral se apoya en la cabeza por medio de una almohadilla frontal y al mentón por una mentonera; también se puede apoyar en el hueso zigomático. Se combina con aparatología intraoral que posee ganchos
para colocar elásticos que se sujetarán a la máscara. Se utiliza para favorecer el desarrollo hacia delante y abajo del maxilar superior, a la vez que actúa sobre la mandíbula produciendo rotación posterior.

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Mentonera: este aparato extraoral se apoya en el mentón y lleva incorporado un módulo de tracción que se apoya en el cráneo. Se utiliza para frenar el crecimiento mandibular; también ayudan al paciente a acostumbrarse a los aparatos ortodóncicos removibles cuando se salen de la boca durante la noche.
Tipos de tracción:
– tracción oblicua: clase III con exceso mandibular
– tracción vertical: clase I o III con exceso vertical anterior
– tracción anterior: para tracción del maxilar mediante un arco facial inverso que se introduce en los tubos molares de distal a mesial y que se sujeta mediante elásticos a unos ganchos de la mentonera.

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Aparatología Ortodóntica: Placas activas

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Estos aparatos son removibles, se utilizan en dentición temporal y mixta y facilitan o hacen innecesario un tratamiento posterior con ortodoncia fija. Actúan en el maxilar que se colocan, pero pueden influir sobre el maxilar antagonista.
Constan de una base de resina que contacta con los dientes y con los procesos alveolares y en el caso de que sea superior, también con el paladar. Poseen retenedores y elementos activos o funcionales que ejercen fuerzas sobre los dientes o maxilares. Cada aparato se fabrica para cada paciente dependiendo del plan de tratamiento.

Los retenedores van colocados en ambos lados del maxilar y en muchos casos también en la zona incisiva. Algunos son: Adams, bola, schwartz o flecha, Ackers o en C, …. y el apoyo oclusal que se emplea en las placas de la arcada inferior
para evitar su posible hundimiento en el suelo de la boca.
Los elementos activos pueden ser resortes, arcos, tornillos y planos guías de oclusión. Estos ejercen fuerzas sobre los maxilares o sobre los dientes modificando la posición de las raíces dentarias en sus alvéolos.

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● Resorte: es un alambre de sección circular, un extremo está incluido en la resina y el otro extremo está libre y coincide con el diente que hay que movilizar.
Algunos tipos son:
– De protrusión: mueve los dientes hacia vestibular fundamentalmente aunque según la colocación puede mesializar o distalar.
– En Z: mueve los dientes hacia distal y vestibular.
– helicoidal: mueve los dientes en sentido mesial o distal y hacia vestibular.
– Coffin o en W: se usa para hacer pequeña expansión en el maxilar superior, se adapta a la forma de la bóveda palatina.
– Tipo Bimler: similar al primero, mueve los dientes en sentido mesial o distal.
– Hawley: mueve los dientes en sentido mesial o distal y mantiene el espacio en caso de extracción.
– Cruzados: para el cierre de diastemas.

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● Arco vestibular: se utiliza para mantener el labio a una cierta distancia o para contener o modificar la posición de los dientes (inclinación de incisivos). Pueden llevar loops para apoyarnos sobre un diente determinado, y bucles para aumentar la elasticidad o sujetar elásticos.

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● Tornillo: existen una gran variedad de formas y tamaños. Algunos tipos son:
– Tornillo de expansión transversal: se usa para ampliar la arcada dentaria y con ello corregir mordidas cruzadas posteriores.

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– Tornillo en abanico: se usa para ensanchar el maxilar y dependiendo de donde se coloque amplia la zona anterior o posterior.

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– Triple Bertoni: este tornillo va centrado en la placa superior, mueve hacia vestibular el grupo anterior a la vez que realiza expansión transversal.

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● Plano guía de oclusión: se utiliza para favorecer la intrusión o la extrusión de dientes. Puede ser metálico o de resina. Hay planos guía para distintos tratamientos.
– Posterior: para mordida cruzada posterior unilateral y para mordida abierta anterior.
– Anterior: para mordida profunda anterior.
– Clase II: se construye con mordida constructiva reposicionando la mandíbula en una posición más anterior.
– Clase III: se utiliza menos y se coloca en la placa inferior.

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Tabaco, enemigo declarado de los dientes

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El daño que provoca el humo del tabaco en la salud bucodental va más allá del clásico y conocido efecto de manchar los dientes y la halitosis, su verdadera y mayor amenaza es silenciosa y no se ve. El tabaquismo está estrechamente relacionado con la enfermedad periodontal, provocando la pérdida de piezas dentales, y es, junto al alcohol, causante principal del cáncer oral; además, es uno de los principales agentes que produce el fracaso de los implantes dentales.

La cavidad bucal es una de las localizaciones donde más claramente se manifiestan los efectos del tabaco, ya que constituye su puerta de entrada obligada en el organismo; al efecto nocivo que provocan los productos tóxicos del tabaco, se une el efecto del calor inducido al fumar. El humo de los cigarrillos está compuesto por unos 4.000 constituyentes que son farmacológicamente tóxicos, mutagénicos y carcinogénicos. Los fumadores tienen mayores niveles de bacterias patógenas en el periodonto y presentan una disminución de las defensas de la encía frente al ataque bacteriano, lo que se asocia con un importante aumento en la susceptibilidad a sufrir una infección periodontal.

Los fumadores no sólo tienen tres veces más riesgo de sufrir periodontitis y de que ésta progrese más rápidamente, sino que en estas personas se suele retrasar mucho más el diagnóstico y, por lo tanto, se retrasa la puesta en marcha del tratamiento más oportuno para esta enfermedad. Pero, además, la enfermedad periodontal suele estar enmascarada en los fumadores, al ser menos frecuente y patente uno de los principales signos de alarma que llevan a muchas personas a consultar a su odontólogo: el sangrado de las encías. En estas personas, las encías pueden parecer externamente como no inflamadas a pesar de estar enfermas, aunque es habitual una mayor formación de cálculo o sarro y la aparición de tinciones o manchas.

El cáncer oral es, sin duda, el problema más serio relacionado con el tabaco. En España, por ejemplo, cada año alrededor de 2.000 personas desarrollan cáncer oral, cuya tasa de mortalidad asociada todavía sigue siendo elevada, con una supervivencia de sólo el 50% a los 5 años del desarrollo de la enfermedad, aunque la detección precoz incrementa de forma significativa las probabilidades de supervivencia. Según apuntan expertos, una higiene oral deficiente es un factor de riesgo para desarrollar cáncer oral y los pacientes que no se cepillan nunca tienen un mayor riesgo de desarrollar, además, cáncer de esófago. Además, entre el 75% y el 90% de todos los casos de cáncer oral están ligados a los efectos combinados del consumo de tabaco y alcohol. Los fumadores que no consumen alcohol tienen un riesgo entre 2 y 4 veces mayor de desarrollar cáncer oral que las personas que no beben ni fuman, mientras que fumar y beber mucho conjuntamente multiplica por 38 la posibilidad de desarrollar un cáncer. Pero aún hay más: las lesiones malignizables (aquellas consideradas como lesiones precancerosas) se producen con una frecuencia seis veces mayor en fumadores que en no fumadores.

En resumen, los problemas causados en la boca por el tabaco, son los siguientes:

  1. Manchas en los dientes: Los dientes tienden a mancharse por la acción de la nicotina y el alquitrán. El tabaco sobre los dientes produce una coloración superficial (pardo amarronado) y favorece la aparición de sarro.
  2. Caries: El tabaquismo aumenta el riesgo de caries en el adulto.Además, el tabaquismo disminuye el flujo salival.
  3. Halitosis: el mal aliento es causado por modificaciones en la cantidad y calidad de la saliva sobre la flora microbiana bucal. Además, se acentúa con la enfermedad periodontal.
  4. Enfermedad Periodontal: Es una enfermedad crónica y progresiva que ocasiona la pérdida de los dientes. La encía recibe menos sangre y oxígeno disminuyendo los mecanismos de defensa frente a las bacterias de la placa bacteriana, que se vuelven más agresivas y destruyen de manera más activa los tejidos que sostienen los dientes. Dependiendo de su grado de afectación se denomina gingivitis, cuando el proceso inflamatorio solamente afecta la encía o periodontitis cuando el proceso inflamatorio afecta a los tejidos periodontales profundos y se produce destrucción del hueso y ligamento que soportan y sujetan los dientes. Cuando la enfermedad periodontal ha evolucionado a periodontitis, suelen aparecer otros síntomas tales como: retracción de las encías, movilidad de los dientes, separación de los dientes, aumento de la sensibilidad dentaria, sobre todo al frío, dolor de encías, mal aliento y abscesos y flemones en la encía.
  5. Palatinitis nicotínica: mancha blanca en el paladar blando y parte posterior de paladar duro, con pequeños puntos rojos. se observa más en fumadores de pipa. Esta lesión es reversible al suprimir el tabaco.
  6. Leucoplasias: mancha blanquecina que no se desprende al raspado. Aparece en cualquier zona de la mucosa bucal. Es una lesión premaligna.
  7. Cáncer de la cavidad oral: El riesgo de padecer un cáncer de cavidad oral en un fumador es 6 veces superior al de un no fumador. El lugar de mayor incidencia de cáncer oral por· consumo de tabaco es el piso de boca, también la lengua el labio y las glándulas salivales. Todos los productos del tabaco (cigarrillos, tabaco de mascar, pipa, puros), contienen productos tóxicos, carcinógenos y nicotina. El tabaco es responsable de: 50 % de cáncer en cavidad oral, 70% de cáncer en laringe y 50% de cáncer en esófago

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Como podéis observar, el tabaco sólo trae problemas… así que ¡DEJA DE FUMAR! TU SALUD LO AGRADECERÁ

La importancia del uso del hilo dental

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Todos los dentistas coinciden en que para asegurar una higiene bucal adecuada, es necesario usar hilo dental por lo menos una vez al día, o un cepillo interproximal en aquellas personas con mayor espacio entre los dientes.

Es necesario el uso del hilo dental ya que los restos de comida que se quedan entre los dientes y que no pueden ser eliminados con el cepillado normal, por muy bien que lo hagamos. Estos restos a la larga acaban produciendo caries y enfermedades infecciosas. Por ello, y aunque no lo hagamos después de cada cepillado, sí es muy importante utilizar el hilo dental, al menos una vez al día, de forma que eliminaremos cualquier posible foco de infección en nuestra boca y protegeremos el esmalte de los dientes.

Hay personas que son reticentes a usar el hilo dental sencillamente porque duele, y no es agradable. De la misma forma que un cepillado, en la mayoría de los casos, es una acción indolora y que no provoca ningún daño, la utilización del hilo dental suele causar dolor y sangrado en mucha mayor abundancia que el cepillado dental.

Ello provoca que muchas personas prefieran limitarse al cepillado y, en algunos casos, combinarlo con un enjuague bucal que pueda ayudarles a eliminar los restos bacteriales de los alimentos que acaban de ingerir. Pero deben de tener claro que si no se utiliza hilo dental estarán poniendo en riesgo su higiene bucal y con ello provocando un potencial peligro para su salud.

Además, el dolor inicial que se produce al utilizar el hilo dental acaba desapareciendo al cabo de un par de semanas, siempre y cuando no haya un problema más grave. En el caso de que se esté utilizando el hilo dental por más de 20 días y todavía provoque dolor es conveniente acudir a un especialista odontólogo para que determine cuál es la causa de la persistencia de ese dolor.

En definitiva, el hilo dental, ese gran olvidado en la higiene bucal de nuestra sociedad, debería de estar incluido de manera mayoritaria para conseguir que nuestros dientes estén perfectamente limpios y que los restos de comida acumulados desaparezcan de manera definitiva.

A continuación les dejo un vídeo demostrativo: